La OMS apoya el desarrollo de la homeopatía, fomentando el uso apropiado, seguro y eficaz. La terapia homeopática se basa en tres principios básicos:

1. Ley de similitud: Lo mismo que causa la enfermedad también puede curarla.
2. Ley de la Individualización: Los signos y síntomas específicos del paciente determinan las características del tratamiento.
3. Dosis infinitesimales (micro-dosis): El medicamento homeopático se obtiene por medio de diluciones.

En el campo de la odontología, surge como una terapia complementaria al tratamiento odontológico convencional, de manera que se evitan los efectos adversos de los medicamentos alopáticos o convencionales. Para el diagnóstico, se utilizan la anamnesis y el examen físico odontológico. Las aplicaciones más frecuentes de la terapia homeopática son:

• Ortodoncia: Útil en el manejo del dolor y la inflamación posterior a los controles de ortodoncia.
• Pre y post operatorio de cirugía oral y maxilofacial: Reduce la inflamación y el dolor, previene infecciones y hemorragias, y favorece la cicatrización.
• Dolor dental: Alivia dolores localizados o irradiados causados por factores físicos, químicos y bacterianos.
• Ansiedad y miedo al odontólogo: Se asocian a experiencias negativas o traumáticas del paciente.
• Infecciones agudas y crónicas: Evita el uso indiscriminado y la resistencia a los antibióticos.
• Periodoncia e implantología oral: Por sus efectos analgésico, antiinflamatorio y antimicrobiano, es un complemento muy efectivo para tratar gingivitis y periodontitis crónica.
• Patologías frecuentes en cavidad oral: Efectiva en estomatitis subprotésica, candidiasis, neuralgia del trigémino, aftas, herpes simple, erupción dental, bruxismo, trismus, trauma, halitosis, síndrome de boca ardiente, queilitis, glositis, hipersensibilidad dental, trastornos de las Articulaciones Temporomandibulares (ATM) y pericoronitis, entre otros.